MI DAMA Y MI COCHE
Había comenzado mi
relación con esta Ama hacia varios días, yo no tenia experiencia en una
relación como esta, una relación basada en la sumisión de mi cuerpo y mente
hacia una persona, hasta este momento, solamente había estado con diferentes Amas
profesionales, las cuales, se limitan a
hacerte lo que tu les pides por unos cuantos euros, y ello, mi Dama lo sabía.
Llevábamos varios días enviándonos
emails y hablando por el Chat y el Skype, realizándome, por parte de esta Dama, una sumisión, podíamos calificarla
como cibernético. Ella me daba ordenes posibles de cumplir, y es que, mi Dama
sabe como, cuando y de que modo sacar lo máximo de mi sumisión hacía su
persona: Mostrarme ante ella, desnudo y de rodillas por la cam, colocarme a mi
mismo pinzas en mis genitales, pezones y lengua, para con ello, observar como
mi saliva fluye de mi boca sin control alguno y se deslizaba por mi pecho, vientre
y genitales, de este modo, humedeciéndome a mi mismo. O estar en mi trabajo y
tener que ir al vestuario a quitarme mi ropa interior y estar sin ella. Todo
esto eran y son algunas de las ordenes que la Dama me indicaba y yo como buen sumiso
complaciente no dudaba en cumplir con la mayor celeridad que mi propio cuerpo
me permite.
Teníamos la suerte de
residir en la misma ciudad, y eso, había producido hasta la fecha un par de
encuentros para tomar un café, hablar
sobre el tema y lógicamente mostrar mi sumisión ante ella. Como he mencionado,
no tenia experiencia en una relación de sumisión real (no profesional) con una
Ama, y esto producía una serie de momentos y acciones totalmente novedosos para
mi: Desde ordenarme ir al baño del bar a quitarme mi ropa interior, a ir a ese
mismo baño y ponerme como ropa interior una tanga femenina muy bonita que ella
misma me había comprado, o, que ella me indicara que bebida debía yo consumir
en el bar, para posteriormente, ella ir al baño, traerme su propia orina en una botellita, y
prepararme una buena copa con mi Nestee y su orina. O simplemente, el andar con
ella por la calle y educarme como sumiso, por ejemplo, indicándome que nunca debería estar caminado por delante del Ama.
Todas estas situaciones y
alguna más, hacían en mi ser más sumiso cada día, más aun, me hacían sentir no
ya como una perra, más bien como una zorra, cuya misión era satisfacer y tener
complacida en todo momento a la
Dama que me había dado la oportunidad de mostrarme ante ella,
para hacer de mi sumisión mi forma de vida.
Claro esta, todos somos de
carne y hueso y si bien la Dama,
había empezado a controlar mis orgasmos con sus ordenes, yo tenia la satisfacción
de obtener placer sexual con ello, pero ella, como Ama que es, quería dar un
pasito hacia delante, por lo que sin yo contar con ello, me mando un email indicándome
que al día siguiente la tenia que recoger por la tarde en mi coche, para
llevarla a su destino, pero que antes, deberíamos detenernos en un lugar
discreto, le apetecía esta con este sumiso en mi coche, durante una hora
aproximadamente y utilizarme como su juguete.
Yo, lógicamente, acudí a
aquella cita, y tras el protocolario beso en su mano, monto en mi coche, aunque
se me paso abrirla su puerta, (soy aún muy novato), cosa que ella me recrimino.
Tras unos minutos
circulando por la ciudad en el coche, llegamos a una nueva urbanización, con
amplias y apartadas zonas de aparcamiento, hacia frío, estaba a punto de nevar,
y cosa rara en esta ciudad, comenzó a nevar. Los cristales del coche se
empañaron rápidamente, esto sumado a la climatología y a las horas que eran, hacia que estuviésemos
prácticamente apartados del resto del mundo.
En ese momento la Dama, comenzo a darme
ordenes. He de decir, para poder poner en situación, que esta Dama es risueña,
alegre, le gusta reír y lo complementa todo con la belleza de su cara y con una
mirada penetrante.
Me dio indicaciones para
que colocara mi asiento del coche lo más atrás posible y que abatiera el
respaldo del mismo. Una vez realizadas estas acciones, me ordeno que me bajara
los pantalones, yo me los baje hasta mis tobillos, quedándome con mi camisa y
la tanga que horas antes ella me había regalado.
Y allí estábamos, Ella,
yo, su Dominación y mi sumisión.
Cogio su bolso y comenzó a
sacar su arsenal de juguetes. Me coloco un antifaz en mis ojos y encima de el,
una venda, desde ese momento, yo no sabia lo que ocurriría, solo podía estar
preparado para sentir sus actos, sin poder prepararme previamente para ello. Me
hizo incorporanme en mi asiento colocarme de costado, dándole a ella mi
espalda, ella se coloco en su mano uno de sus mágicos guantes de látex, digo
mágicos, porque así lo sentí dentro de mi cuando me penetro mi ano con uno de
sus dedos. Ella me daba indicaciones para que me relajara, yo disfrutaba y
comenzaba a gemir de placer, notando como su dedo se movía dentro de mí. Al oírme
gemir, acerco su rostro al mió y me susurro “¿que dices perra?” Y yo solo pude decir “nada Dama, me gusta”.
Al cabo de unos segundos, o minutos, no lo se bien, porque perdí la noción del
tiempo, la Dama
saco su dedo de dentro de mi y me ordeno que me incorporar en el asiento, lo
cual yo hice.
De repente, note como una
de sus manos abofeteaba mi cara, una y otra vez, cada vez con más intensidad,
yo no sabia cuando me iba a dar la bofetada, seguía con los ojos vendados. De
repente, una de las bofetadas tomo más intensidad que las anteriores, note como
me retumbaba en el oído contrario al que la Dama me sacudía, note como mi
mandíbula se quería desprender del resto de mi cara. Yo le intente indicar este
hecho, a lo cual ella se rió y me destapo los ojos.
Una vez recuperada mi visión,
vi como tomaba de su bolso una bolsa transparente con pinzas de colores, metió
la mano y saco las necesarias para pinzarme mis genitales y después tocar las
pinzas con su mano para agravar más aun el dolor placentero que sentía,
mientras con la otra mano, me desabrocho los botones superiores de mi camisa, metió
la mano por debajo de mi camisa y empezó a pellizcarme mis pezones. Yo estaba
inmóvil, en mi cuerpo se producía una sensación de dolor placentero que me hacia
sacar ligeros gemidos por mi boca. Cuando la Dama creyó que ya había soportado bastante este
tipo de dominación y adiestramiento, me quito una a una las pinzas de mis
genitales y me acaricio fuerte y dulcemente los mismos.
En ese momento y en algún
otro, tuve la poca delicadeza de mirar sin su permiso la cara de la Dama, lo cual, la hizo
enfurecer, indicándome con su voz que ese gesto por mi parte no me estaba
permitido, y que solo podría realizarlo cuando ella lo estimase oportuno. Yo
eso lo comprendía, pero, mi subconsciente quería ver si ella estaba
disfrutando, y es que, soy un sumiso complaciente, mi mayor satisfacción es el
de obtener que el Ama disfrute con sus juegos.
Allí, estaba yo, en el
asiento de mi coche, con mis ojos cerrados, atendiendo y realizando las
diferentes acciones que la Dama
me indicaba, entre ellas, estaba el masturbarme al ritmo que la Dama me indicaba, parando y
comenzando a su antojo, controlando por su parte mi satisfacción, mi felicidad
y mi orgasmo; me ordeno parar en varias ocasiones. Y mientras tanto, ella seguía
con sus juegos, yo seguía con mis ojos cerrados, no quería caer otra vez en el
error de quedarme mirando su bello rostro.
De repente, según me
estaba masturbando a mi mismo, note como la boca de la Dama, se acercaba a mis
labios y me comenzaba a besar efusivamente, penetrándome con su lengua mi boca
y mordiéndome con sus dientes mi lengua, esto hizo que yo me excitara aún mas,
le correspondí en el beso, y ella en ningún momento se detuvo, por lo que podría
deducir, que era algo que deseaba hacer y que contaba con que yo podía
corresponder.
Todo esto, desde el
momento de que me dejo de penetrar con sus dedos mi culo, lo acompaño, penetrándome
con sus dedos y su mano, mi boca, notando como sus dedos recorrían cada hueco
de la misma, llegando incluso a la propia garganta, era excitante, perverso y
agradable.
De repente se coloco en su
asiento, colocando sus pies sobre mis piernas, por fin tenia sobre mi el
momento ansiado por todo fetichista, me sentía emocionado y privilegiado al
tener sobre mi los pies de la
Dama, con sus botines negros de piel. Yo me quede observando
ese regalo para todo fetichista, esperando alguna indicación, no quería
estropear el momento haciendo algo de lo que luego me hubiese arrepentido, y como
dice esta Dama, “La espera es bella”, al cabo de unos segundos de estar en esa
posición me ordeno que le besara los pies, que le besara sus botines, yo, tome
uno de ellos, lo eleve hasta la altura de mi boca y empecé con la misma a adorárselo,
a darle besitos y pequeñas lamidas de forma pausada, lentamente y dulcemente.
Cuando la Dama lo estimo oportuno, me pidió
que le quitara sus botines, yo lo hice, cuidadosamente, allí estaban, sus dos piececitos,
solamente cubiertos por su semitransparente media negra, dejando apreciar sus
uñas pintadas de rojo. Mis manos,
acariciaban esas dos maravillas, suavemente, con mucha delicadeza, como si de
un delicado y apreciado tesoro se tratara.
“Quítame la media” me
indico, y nuevamente, con el cuidado y
delicadeza que hasta ahora estaba manteniendo, deje su pie al descubierto, un
pie de suave piel, de bonito diseño, un pie para ser adorado en todo momento.
Me quede observándolo, sin hacer nada, solo lo miraba, lo deseaba con mis ojos.
Pasados unos segundos, la Dama
me dejo adorarle, le bese, le lamí, lo masaje, le di pequeños mordiscos, jugué
con mi lengua entre sus dedos,…. hice todo aquello que un fetichista sueña
hacer cuando ante si tiene unos pies tan bonitos. Pero estos pies, se dejaban
hacer. De pronto la Dama
me dijo “Tengo otro”, y yo, no perdí ni un instante ante su replica, deje
cuidadosamente sobre mis piernas el pie recién adorado y me dispuse a realizar
el mismo ritual con la otra joya que la
Dama dejaba adorar.
Y mientras tanto ella, con
el otro pie comenzó a deleitarse pisándome la cara. Me dijo que ya la podía
mirar a la cara, era excitante ver su bello rostro mientras notaba su pie en mi
cara. De repente, emanaron unas palabras de su boca “Perra, ¿te va a entrar mi
pie en tu boca?, eso me hizo excitarme aun mas, olvidarme de que me encontraba
en mi coche en medio de una calle de la ciudad.
Y volvió a dirigirse a mi
“Perra, dime eso que me querías decir, quiero ver como suena”, yo no dude ningún
instante, la llame MyDama, y creo que a ella le gusto como sonaba de mi voz, sonrió
y siguió jugando con sus pies sobre mi cara y mis genitales.
El tiempo seguía
transcurriendo, y lógicamente MyDama tenia que volver a sus obligaciones, para
lo cual, me ordeno que la volviera a calzar, y nuevamente, con la misma
delicadeza lo hice. Una vez que ella tenia sus botines colocados perfectamente
sobre cada uno de sus pies, retiro las piernas de las mías y se coloco en su
asiento, ordenándome que comenzar nuevamente a masturbarme, y que disponía de
cinco minutos para ello. Los deseos de MyDama son órdenes para mí y con lo
excitado que yo estaba, sabía que me iban a sobrar parte de ese tiempo. Pero,
con lo que no contaba, es que ella, me ordenaría detenerme a su antojo. Tal fue
la sensación que tenia en mi cuerpo, que llegue a pensar en esos momentos, que
el juego que tenia conmigo, iba a consistir en provocarme hasta tal punto y
después no dejarme correr en mi propio coche. Pero no fue así, llego el momento
en que la implore que me dejara
correrme, ella accedió y mi cuerpo se sintió liberado, note como mi leche recorría
el interior de mi pene hasta llegar al final, asomando por el orificio. Y
lógicamente, a ella no se le ocurrió en ese momento otra cosa, que ordenarme
tomar mi propia leche. Yo no lo dude ni un momento, me estaba sintiendo cada
momento mas zorra, me unte un dedo de mi mano con mi propia leche y comencé a
saborear mi propio manjar, hasta que
notar que me había tragado todo el alimento
que mi dedo tenia.
Después, me dio unas
toallitas, me limpie, me ordeno que me vistiera, arranque mi coche y la lleve a
su destino.
El sumiso de MyDama.