lunes, 6 de mayo de 2013

Relato VI Peep-Toes



PEEP-TOES



Acurrucado, con mi cabeza sobre las piernas de MyDama, así empezó esta velada que esa tarde pasamos juntos. Ella, cómodamente sentada en el sofá, acariciando mi espalda, cuello y cabeza, tomándose la infusión preparada momentos antes para Ella. Yo con mi collar rojo, orgulloso de ello, de estar así, ante MyDama. 



Así estuvo MyDama conmigo, hasta que Ella lo creyó conveniente, en ese momento llego la orden, a la cual, como siempre, yo obedecí con la máxima celeridad: “Vete al suelo, quítame los botines y las medias”, y así lo hice, unos botines que hasta ahora no había visto, negros, de cuero, incitantes y provocadores. 



Le quite cuidadosamente los botines y las medias, y me quede mirando sus bonitas uñas pintadas, esta vez de un granate precioso. Me ordenó que le acercara otros zapatos. Unos Peep-toes, a dos colores, eróticos, sensuales, excitantes. A la orden de que se los colocara en sus pies, lo hice, que bien le quedaban, que bonita estampa, que deseo de adorar ese conjunto de peep-toes y preciosos pies de MyDama. 



Y lógicamente y tras el susurro de MyDama indicándomelo, empecé a adorar aquellas joyas. Lamía y besaba sin parar, el empeine de MyDama, el tacón del zapato, la suela, la piel tanto del zapato como de MyDama, pero sobretodo, me entretuve en lamer los dedos de MyDama, los cuales asomaban ligeramente por el orificio de la puntera del zapato. Primero un pie y luego otro, despacio, sin prisa, porque al igual que el buen vino, los pies de Mi Señora hay que cuidarlos  a sorbitos pequeños. 




Cuando MyDama creyó oportuno, me hizo quitarme de sus pies, se levanto y comenzó a andar hacia atrás, ordenándome que con mi boca siguiese besando sus bonitos pies y zapatos, Ella se divertía viendo como en el momento de yo casi conseguir besar uno de sus pies, Ella, rápidamente lo echaba hacia atrás, así una y otra vez, aumentando con cada paso que Ella daba, mi deseo fetichista, y mi deseo de complacer a mi querida Dama. 



Regreso a la alfombra donde habíamos comenzado, me indico que me tumbara desnudo y boca arriba sobre  la misma alfombra, lo hice, como siempre, con celeridad, a MyDama no se la debe hacer esperar. Y comenzó con otros de sus juegos fetichistas. Su peep-toes se deslizaba por mis piernas, por mis genitales, despacio, muy despacio, sensualmente como mi propia MyDama es, me acariciaba con su zapato, me pisaba suavemente, permanecía con el zapato sobre mi vientre, para poco a poco ir aumentando la intensidad de la pisada. Y yo, excitado, empalmado, disfrutando haciéndola disfrutar a Ella con tan bonitas y sensuales imágenes que Su Cuerpo, el mío y sus zapatos creaban entre si. 



Así estuvo un rato jugando, estando yo en esa posición sobre la alfombra. Lógicamente a MyDama, la gusta recrearse en sus juegos, por lo que me ordeno que me diera la vuelta, me incorporé para darme la vuelta y comencé a notar como de mi pene salía mi propio liquido, sin apenas haberme tocado, estaba húmedo muy húmedo y mis genitales hacían que fluyera de mi el líquido del placer, sin orgasmo alguno 



Ahora allí, bocabajo, a los pies y zapatos de MyDama, y Ella, disfrutando de tal posición sobre mi.  



Note como uno de sus tacones se comenzaba a desliza por la raja de mi culo, notaba como ese tacón fino se movía lentamente sobre mi piel. Seguía excitado, empalmado, deseando que MyDama siguiera su juego con mi cuerpo y sus zapatos. Así lo hizo.  



De repente, mi piel, noto el dolor de intentar ser penetrado por uno de esos tacones. MyDama, estaba peligrosamente jugando con sus tacones, e intentando sodomizarme con uno de ellos. Yo hice un gesto de dolor, porque así me lo produjo. Uno de sus tacones rozo mi ano, notando, que infligía una fina y fuerte presión, como si me cortara la piel. 



Pero MyDama, me cuida y como Ella dice, no quiere romper su juguete, por lo que considero que era el momento de finalizar el fetichismo del tacón de su zapato en las proximidades de mi ano. 



Me ordenó nuevamente cambiar la postura que tenía en el suelo, nuevamente me incorpore para ponerme en  boca arriba sobre la alfombra, y nuevamente note como mi pene goteaba sin yo haberme corrido, mi excitación seguía plena. 



Se descalzo, me ordenó sacar la lengua de mi boca y comenzó a pasear la planta de su pie sobre mi lengua, aumentando la presión poco a poco. Se levanto del sofá, y empezó a ponerme su pie sobre mi rostro, sobre mis hombros,  sobre mi cuello y mi collar de perro suyo que soy. 



“Abre la boca perra”, la abrí, y me introdujo su pie en la misma. Yo tumbado en el suelo, y Ella apretando su pie para introducirlo todo lo que podía en mi boca. Era la primera vez que vivía esta experiencia y como novato, así lo pague. La piel del pie de MyDama en mi boca y mis labios hacía un cierre perfecto. Ella me penetro hasta tal punto con su pie en mi boca y en esa posición, que note como no podía respirar, me asfixiaba y Ella lo noto. Y aunque tenemos la palabra que siempre se debe tener para parar el juego, lógicamente en esa posición es difícil hablar cuando no se puede respirar (me indico que si no lo aguantaba levantara la mano donde Ella la pudiera ver). Llegue a asustarme, pero aprendí a como colocarme en esa posición para evitar la asfixia como tal.  



(Si me permite, consejo para sumisos en esa práctica: Cuando os penetren la boca con el pie, no dejéis que vuestro labios queden entre los pies de la Dama y vuestros dientes, de esta forma, conseguiréis que os entre aire entre los huecos de los dientes cuando intentéis respirar, porque, aunque no os lo creáis, yo lo he vivido y hay un momento que la vía respiratoria de  la nariz queda cerrada por la propia posición que se tiene). 



Y así, estuvo MyDama infligiéndome su propia satisfacción en ese momento, yo a sus pies, Ella sobre , a su propio antojo. 



          Y yo seguía excitado, goteando por mi pene. 



Se recostó en el sofá, como ya otras veces había realizado, y a las palabras pronunciadas por Ella, “Dame placer”, comencé a satisfacer con la misma sensualidad que Ella antes había tenido conmigo.  Como siempre, a partir de este momento, todo queda entre MyDama y yo, porque ante todo, soy un sumiso caballero que respeta los momentos más íntimos de su Dama. 






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